La ultima pesadilla

SARA se incorpora en su cama enciende el candil, parece nerviosa, respira agitadamente, se destapa, queda con su blanco y largo camisón, vuelve a recostarse.

Mira la luz que desprende el candil, suspira, se incorpora nuevamente. Agarra una nota de su mesita de noche atestada de cajitas y frasquitos, algunos vacíos otros llenos y los restantes en un estado intermedio. Lee la nota atentamente, está escrita en una letra cursiva grande, prácticamente ilegible, lleva la firma del doctor Grenvill.

SARA deja la nota sobre el taburete cercano a la cama, agarra un frasco lleno y una cuchara de su mesita de noche, llena la cuchara con un líquido oscuro, deja el frasco en el borde de la mesita. Bebe el contenido de la cuchara, hace una mueca de asco.

Finalmente deja la cuchara donde estaba, se recuesta, suspira profundamente y queda dormida.

La cortina carmesí, que se encuentra detrás de la cama, empieza a moverse. La agitación llega hasta la cabecera de la cama. Las grotescas manos de RUFO surgen de detrás de la cortina. RUFO, una criatura humanoide, robusta, aterrorizante, se asoma.

RUFO

(Susurra sobre el oído de SARA)

¿Sara? ¿Estás despierta?

Le da unas palmaditas al rostro de SARA. Ella se despierta, mira la cara de RUFO somnolienta, se despabila rápidamente, salta hasta el otro extremo de la cama, queda sentada con las piernas flexionadas, se lleva la almohada con ella y la estrecha contra su pecho.  

SARA

(Asustada)

¿Qué estás haciendo en mi cuarto?

RUFO se sienta en la cama, hace un ademan con su brazo, parece que va a dar una respuesta pero es interrumpido por nuevos movimientos desde atrás de la cortina. AZABACHE, un fantasmal caballo negro, con resplandecientes ojos blancos, sale de la oscuridad. SARA da un gritito ahogado, hunde su cabeza en la almohada.

RUFO se acerca tímidamente a SARA, le toca un pie, ella lo retira inmediatamente, se descubre la cara, grita.

SARA

(Furiosa)

¡Salgan de mi cuarto! ¡Salgan de mi vida!

SARA le arroja la almohada a RUFO con fuerza, el cual cae de la cama, aterriza detrás la cortina. AZABACHE lo sigue.

SARA se levanta, se lleva la mano a la frente, suspira. Se aproxima a la mesita de noche, agarra el frasco y la cuchara. La llena con el líquido del frasco pero es interrumpida por la mano de RUFO que la toma del tobillo.

Ella grita, tira la cuchara hacia el brazo de RUFO, libera su tobillo, se aleja de su cama, con el frasco en su poder. SARA lo mira y bebe su contenido entero directamente desde el pico.

SARA baja el frasco, se resbala de su mano y se estrella contra el piso. Se dirige hacia su cama torpemente, como si sus miembros no le respondieran correctamente. Se deja caer sobre su cama y queda profundamente dormida.

RUFO sale de debajo de la cama, se acerca a SARA que ya no respira. La sacude desesperado, no obtiene respuesta. Se abalanza sobre la mesita de noche, arroja prácticamente todos los medicamentos que estaban encima, que caen estruendosamente sobre el piso. Patea sus pedazos, aullando dolorosamente.

Se tranquiliza y se vuelve lentamente hacia SARA. Se sienta sobre su torso, se cubre la cara y empieza a sollozar.

Suenan unos pasos desde el pasillo, fuera de la habitación.

PADRE

(En off)

¡Sara! ¿Estás bien?…

El PADRE de SARA se abalanza al interior de la habitación, queda boquiabierto al ver a las criaturas que rodean a su hija. RUFO se percata de su presencia, le devuelve una mirada feroz, acto seguido, salta hacia detrás de la cortina, AZABACHE, se oculta también.

El PADRE avanza como atontado hacia su hija, pisa los restos del frasco, lo agarra, mira su rótulo, se preocupa. Llega a la cama revisa detrás de la cortina, no encuentra nada. Toma a SARA entre sus brazos, presiona su cuello. Retira su mano con lentitud. Levanta su mirada.

PADRE

(Con la voz quebrada)

No era una pesadilla…

El PADRE empieza a llorar. El candil se apaga. Se escuchan los llantos del PADRE. Desde las penumbras de la habitación se distinguen los brillantes ojos de AZABACHE, contemplando la situación.